Desde hace décadas, España y Francia han mantenido una estrecha relación basada en crecientes y fructíferos intercambios culturales, sociales y económicos. No obstante, al día de hoy, la inmensa mayoría de los desplazamientos de personas y mercancías entre ambos países se realizan a través de modos altamente contaminantes basados en energías fósiles como son los coches, camiones o aviones.
De hecho, en los últimos años, varias conexiones transfronterizas realizadas hasta ahora por ferrocarril, un medio de transporte fiable, limpio y seguro, han sido abandonadas, a pesar de la necesidad de descarbonizar la movilidad para alcanzar los objetivos climáticos fijados en el Acuerdo de París y en el pacto verde de la Unión Europea.
Hace escasos meses, finalizó la cooperación entre la operadora ferroviaria pública española Renfe y la francesa SNCF que operaban conjuntamente los servicios transfronterizos de pasajeros entre Francia y España a través de Cataluña. Desde entonces, solo dos trenes diarios en cada sentido cruzan la frontera por el túnel del Perthus, a pesar de la enorme inversión de más de 1000 millones de euros realizada para conectar Figueres y Perpiñán con una línea de alta velocidad.
Los únicos servicios que quedan en este corredor mediterráneo son la conexión París-Barcelona, operada ahora por SNCF con solamente dos servicios al día en cada sentido, muy lejos de los más de 18 vuelos diarios que ofrecen las compañías aéreas entre los dos principales destinos turísticos europeos. Las líneas directas Barcelona-Toulouse y Barcelona-Marsella han sido cerradas, a pesar de la cercanía geográfica, cultural y económica entre Catalunya, Occitania y la región Sur.
Los trenes nocturnos entre París y Barcelona también se suspendieron en 2013, cuando se inauguró la línea de alta velocidad, eliminando la única alternativa sostenible al avión. En el corredor atlántico, la conexión nocturna París-Madrid también se canceló y actualmente no hay trenes directos que conecten estas capitales de países vecinos.
La oferta de servicios ferroviarios entre Francia y España es totalmente insuficiente para ofrecer una alternativa con bajas emisiones de carbono, cómoda y competitiva, a los vuelos de corta y media distancia o al coche privado, que dominan la movilidad transfronteriza, con un alto impacto ambiental y social.
Organizaciones de la sociedad civil francesas y españolas piden a los gobiernos nacionales y a los operadores ferroviarios de ambos países que amplíen las líneas existentes, restablezcan los servicios Barcelona-Toulouse/Marsella, reabran los trenes nocturnos París-Barcelona y París-Madrid y aumenten los servicios regionales transfronterizos.
Desarrollar las conexiones ferroviarias transfronterizas es esencial para ofrecer a la ciudadanía la opción de elegir una movilidad más sostenible entre ambos países y contribuir a la lucha contra el cambio climático. Invertir en la mejora de la red y en material ferroviario moderno permite también fomentar la creación de empleos verdes, promocionar un turismo responsable y apoyar un desarrollo industrial competitivo.