Hay que retroceder en el tiempo para entender el presente. Hasta el año 1997, el sistema eléctrico español estaba regulado por el Gobierno, encargado de establecer el precio de la electricidad y remuneraba a las compañías eléctricas privadas que ejercían su actividad en nuestro país, a excepción de Endesa, que era una empresa pública fundada para la generación de electricidad con carbón nacional.
La liberalización del mercado eléctrico español se llevó a cabo en el año 1997 sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad y su objetivo básico, según su preámbulo, era “establecer la regulación del sector eléctrico, con el triple y tradicional objetivo de garantizar el suministro eléctrico, garantizar la calidad de dicho suministro y garantizar que se realice al menor coste posible, todo ello sin olvidar la protección del medio ambiente”.
Pero, al mismo tiempo, con la liberalización del mercado se hizo necesario proteger a las personas consumidoras de tarifas abusivas o demasiado complejas y garantizar el suministro, por lo que se decidió mantener el mercado regulado, donde los consumidores pueden acogerse a la tarifa PVPC (antes TUR).
Esta tarifa se compone de distintos elementos: coste de la energía, costes fijos o peajes e impuestos. El coste de la energía de la tarifa PVPC es variable y se fija cada hora en el mercado mayorista. Los consumidores pueden conocer el precio de la energía, hora por hora, a partir de las 20:15h del día anterior en la web del OMIE y decidir así cuándo consumir (siempre que tengan un contador inteligente conectado a la red).
El suministro, tanto de electricidad como de gas, se efectúa en las mismas condiciones, sin distinciones entre un mercado u otro. Los precios de los peajes de acceso (costes del sistema) son los mismos, porque los regula el gobierno y los impuestos son también los mismos. Entonces ¿qué es diferente?
- El tipo de tarifa y el precio. Mientras en el mercado regulado la tarifa es única, en el mercado libre el precio de la energía consumida (kWh) se fija libremente por la comercializadora, que utiliza distintas estrategias comerciales, como las tarifas de precios fijos o tarifas planas que fomentan un mayor consumo y no incentivan el ahorro.
- El margen comercial. En el mercado regulado es único para todas las compañías comercializadoras, puesto que es fijado por el Gobierno. En el mercado libre lo fija la propia empresa sin restricciones.
- En el mercado regulado no se puede comercializar ningún servicio adicional o añadido más allá del suministro de la electricidad y/o gas. En los contratos de mercado libre sí suelen incluirse servicios extra como seguros de protección de electrodomésticos, seguro de impago, servicios de urgencia… que son totalmente innecesarios y que en la mayoría de los casos se duplican con el seguro del hogar o tienen una escasa ventaja (en el caso de los servicios de urgencia, por ejemplo).
En el caso del suministro de gas natural, y debido al incremento del precio del gas, el Gobierno ha intervenido limitando las subidas que pueden aplicarse a las tarifas reguladas, de manera que se paga solo una parte de la subida en el recibo, dejando el resto como deuda que se irá saldando más adelante. Es por esto que actualmente las tarifas reguladas de gas son la opción más barata del mercado como consecuencia de esa intervención regulatoria.
¿Por qué la mayoría de las personas consumidoras está en el mercado libre?
A pesar de la conveniencia de acogerse al mercado regulado, la mayoría de las personas consumidoras tiene su contrato de suministro energético en el mercado libre. En el caso del gas, aunque se aprecia un aumento del número de clientes suministrados a tarifa de último recurso (TUR) respecto a diciembre de 2022, los clientes a precio libre fueron 5.317.494 frente a los 2.674.149 con tarifa TUR (datos del primer trimestre de 2023). Un escenario similar encontramos en el suministro de electricidad, donde solo el 37% están en mercado regulado (8.571.881 suministros) frente al 69% de consumidores que tienen contratado el suministro en mercado libre.
La explicación puede estar no solo en el desconocimiento, sino también en la información confusa y poco transparente que las personas consumidoras reciben: según la última encuesta del Panel de Hogares de la CNMC, menos de la mitad de los hogares españoles conoce las diferencias entre el mercado eléctrico libre y el regulado.
Negligencias en la atención al cliente
A la hora de contratar un suministro esencial como es el energético, la atención al cliente de las compañías supone aún un obstáculo para que las personas consumidoras puedan tomar decisiones libres, hasta el punto de que la propia CNMC ha hecho público en septiembre de este año los datos del análisis de los servicios telefónicos y por internet de atención al cliente de las principales comercializadoras de electricidad y gas, que revelan una gran falta de transparencia durante los procesos de contratación. En el caso de internet, no era posible contratar íntegramente las tarifas del mercado regulado y consultar los datos básicos del contrato en las áreas web privadas.
En el canal telefónico se ha detectado información precontractual insuficiente en varios comercializadores y, en ocasiones, contrataciones en la propia llamada, que impiden consultar el detalle de la oferta, así como una insuficiente preparación de los agentes comerciales.
Por todo ello, desde CECU recomendamos a las personas consumidoras contratar el suministro de energía, gas y electricidad, con tarifas reguladas, por tratarse de un servicio esencial que consideramos debería tener vocación de servicio público.
Te dejamos algunas recomendaciones de la CNMC a la hora de contratar el suministro de electricidad o gas.