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Comunicación

Hacia un modelo de alimentación global más sostenible para la gente y para el planeta

Hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación, que este año lleva por lema «Protección Social y Agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural». Un nuevo toque de atención ante una de las mayores paradojas actuales de la humanidad: más de 800 millones de personas pasan hambre y 40.000 mueren al día por falta de alimento, mientras que alrededor de 1500 millones sufren de obesidad o sobrepeso, en un planeta que en realidad ya produce alimentos suficientes para abastecer a 9.000 millones de personas.

Además, los recursos que permiten producir alimentos están sobreexplotados en muchas zonas, y el cambio climático añade más presión, a lo que se suma la imparable pérdida de biodiversidad silvestre y agraria, clave para adaptarnos a sus efectos. A este ritmo, en 2050 necesitaríamos 3 planetas para cubrir la demanda de recursos. En 200 años se ha perdido la mitad de todo el suelo fértil.

Los datos son contundentes y dramáticos, no es posible seguir mirando para otro lado, y habrá que poner todo el empeño en alcanzar los renovados objetivos de Desarrollo Sostenible ratificados recientemente en el marco de las Naciones Unidas.

En este contexto, la jornada «Alimentación sostenible en un planeta finito», celebrada el pasado miércoles, ha permitido constatar el interés de todas las partes implicadas por entablar líneas de colaboración conjuntas y desarrollar propuestas de trabajo respecto al reto de garantizar la alimentación de una población creciente ahora y en el futuro.

Más de 100 personas, de muy diversas organizaciones y entidades, se dieron cita y han puesto sobre la mesa una gran diversidad de puntos de vista, preocupaciones y propuestas. Entre otros ponentes de relevancia, la jornada contó con la intervención de José Esquinas, directivo de la FAO durante más de 30 años, y experto en el estudio del hambre y la pobreza, quien dio una visión general de la situación y los elementos clave para la solución. “No se trata de producir más, si no mejor y donde hace falta, reducir la ingente pérdida y desperdicio de alimentos y que toda la sociedad tome conciencia y actúe”, afirmó.

En diferentes mesas redondas, se plantearon cuestiones relevantes en torno a tres grandes bloques: los impactos sociales y ambientales del modelo actual, las contradicciones políticas que dificultan la solución del problema, y el papel de los mercados globales, locales y financieros. Y tras un debate general, se pudo trabajar de manera más participativa y dinámica en algunos temas que se destacaron como prioritarios.

Así, como resultado preliminar de esta jornada, además de la voluntad de seguir trabajando conjuntamente para afrontar este reto, se identificaron tres aspectos clave:

– La necesidad de poner en marcha políticas adecuadas, más allá de las agrarias, y garantizar su coherencia, especialmente con la protección de los recursos naturales y salud pública. Con ideas innovadoras, como una “Defensoría de las Generaciones Futuras” a nivel europeo, o una Vicepresidencia de Sostenibilidad.

– La urgencia de comunicar y concienciar a toda la sociedad sobre el problema y el papel individual de los ciudadanos como consumidores, para fomentar un cambio en la demanda y la actual modelo de consumo.

– El reto de buscar soluciones múltiples a un problema tan complejo, según las prioridades en cada región del planeta, respetando las diversas culturas agrarias y alimentarias, y la capacidad de carga de los sistemas naturales. Y en este sentido, considerar enfoques agroecológicos, de “soberanía alimentaria” y escalas locales.

Como continuidad a la jornada, y para dar respuesta a este enorme interés, las entidades organizadoras difundirán en breve los resultados más detallados a través de sus páginas webs, y consideran urgente propiciar un foro de encuentro sobre este tema donde compartir información, iniciativas y propuestas de acción.

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