La ISR (Inversión Socialmente Responsable, del inglés Socially Responsible Investing) es un término acuñado a principios de este siglo para definir a la inversión financiera que no sólo considera la rentabilidad económica sino también los llamados criterios “extra-financieros”: criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno.
En CECU consideramos que la ISR está íntimamente unida al Consumo Responsable y a la Responsabilidad Social Empresarial. De hecho, podemos hablar de una prolongación natural de la responsabilidad del consumidor también en la gestión y los fines dados a su dinero.
Al igual que buscamos en las empresas de las que obtenemos productos o servicios el valor añadido que supone su política de responsabilidad social, también buscamos instituciones financieras que nos ofrezcan productos de inversión socialmente responsables.
La profunda crisis económica en la que estamos inmersos desde 2008 ha puesto en evidencia, no sólo la seguridad de las prácticas financieras (muy a menudo irresponsables y temerarias) si no también su falta de criterios sociales y la escasa efectividad que en las mismas ha tenido la supervisión bancaria.
Ahora, más que nunca, se hace imprescindible para los consumidores (inversores, ahorradores) una mayor información y formación a la hora de elegir dónde invertir. No sólo está en juego la propia seguridad de nuestro dinero. También es necesario darle un rumbo al mismo, “ponerlo a trabajar” orientado hacia nuestros valores, en línea con lo que consideramos aceptable y deseable: el bienestar, el desarrollo, el cuidado del medio ambiente y de los derechos laborales y sociales, la transparencia en su gestión.
Que un producto de inversión sea socialmente responsable no significa que renuncie a la rentabilidad económica. La ISR es tan eficiente desde un punto de vista de rentabilidad-riesgo como la inversión tradicional, e incluso mayor.
Como sucede en otros ámbitos, nuestro país también está “rezagado” en la ISR respecto a otros países de nuestro entorno (Francia, Reino Unido, Suiza, Bélgica o Alemania) en los que este tipo de inversión está mucho más extendida.
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