Un año más, las personas consumidoras asistimos a un auténtico bombardeo publicitario ante la proximidad del Black Friday. La globalización ha traído a nuestro país esta tradición norteamericana que cada año adquiere más fuerza por parte de unos comercios que han encontrado una nueva época para la venta de sus productos que se suma a otras fechas ya señaladas en el calendario como son San Valentín, Navidades o los días del padre y de la madre. En el caso del Black Friday, al igual que en las otras fechas comentadas, cada año la publicidad es más intensa, por más vías y comienza antes.
El Black Friday puede ser una buena oportunidad para comprar alguna cosa que necesitamos y que por su elevado coste en otros momentos no podemos permitirnos, también es una buena opción para adelantar las compras de Navidad y ahorrarnos un dinero. No obstante, tenemos que ser cuidadosos y no dejarnos arrastrar por la publicidad, para evitar caer en el consumo compulsivo de productos que no necesitamos o que apenas vamos a utilizar dado que como señalaremos más adelante no solo perjudicaremos nuestro bolsillo sino también el medioambiente de todos.