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Comunicación

Cabinas, guías telefónicas y las zonas rurales

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La CNMC acaba de publicar un informe sobre la propuesta del Ministerio de Economía y Empresa de suprimir las cabinas y la prestación del servicio de guía telefónica como servicio universal. Según el ministerio, esta medida queda justificada por el progresivo desuso de estas prestaciones y su elevado coste a cargo del sector. Por su parte, la CNMC entiende que no existen razones de mercado para seguir garantizando la prestación de estos servicios.

A la mayoría de los ciudadanos, sobre todo en los grandes núcleos urbanos, la supresión de estos servicios no les afectará, incluso les parecerá lógico, pero ¿qué pasa con las zonas rurales?

El acceso a la telefonía móvil y a internet en la mayoría del territorio ha provocado que cada vez se utilicen menos las cabinas y que podamos encontrar la  información que necesitamos a través de la red; pero, precisamente, ese es el problema en las zonas rurales, el acceso real a las telecomunicaciones.

Las distintas administraciones y el propio sector dicen que tenemos una de las mejores redes de telecomunicaciones y de acceso a la telefonía móvil de Europa, pero nadie habla de las zonas rurales. No importa el lugar de España en el que nos encontremos: Valle de Lozoya, Montes de Toledo, Serranía de Cuenca, sierras de Galicia, de Asturias, León, etc., la cobertura móvil en estas zonas no está garantizada, muchas de estas poblaciones siguen con mala o nula cobertura. Caída de las torres por tormentas, días o semanas sin acceso a internet, etc. La deficiente infraestructura hace que la calidad del servicio sea muy mala o inexistente, impidiendo el acceso real a las comunicaciones. Las cabinas, el único medio que garantizaba la comunicación con los servicios de urgencias, tan necesario, ahora desaparece.

Y no es cosa nuestra, también lo dice el Consejo Económico y Social (CES) en su informe “El medio rural y su vertebración social y territorial (2018)”.

«En las zonas rurales se aprecian, en términos generales, deficiencias en la dotación de determinadas infraestructuras y en el acceso a servicios como los transportes, el abastecimiento energético, las tecnologías de la información y las comunicaciones, el abastecimiento y depuración de agua, o la gestión de residuos.”

Persisten dificultades y carencias en la cobertura y la calidad de los servicios de telecomunicaciones, especialmente en las conexiones de banda ancha (acceso, velocidad y calidad del acceso) y, en menor medida, en la cobertura de la telefonía móvil y en el acceso a los contenidos multimedia de la televisión y la radio.”

Según el Eurobarómetro de 2014 “tan solo el 12% de los ciudadanos consultados habían utilizado una cabina telefónica en dicho año”. Nosotros creemos que la lectura de este dato es la siguiente: un 12% de los consultados, a pesar de que seguramente tenían móvil o acceso a un teléfono fijo, necesitaron utilizar un teléfono público.

Esta medida será de aplicación en toda España, sin tener en cuenta las singularidades de cada zona. Ni el ministerio ni la CNMC han hecho mención alguna a la necesidad de tomar medidas para que las zonas rurales no se queden incomunicadas, como viene sucediendo actualmente, por la mala o nula calidad de las infraestructuras.

Como en muchos otros servicios, lo que antes era servicio público, con la liberalización, ahora se llama servicio universal; y ya sabemos: primero la rentabilidad y luego el servicio universal.

 

Antonio Pomares

Miembro de la Junta Directiva de CECU

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