Entre el 16 y 22 de septiembre se celebra la Semana Europea de la Movilidad (SEM) campaña dirigida a sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie. (Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico).
La movilidad y el transporte son un elemento vertebrador de la forma en la que vivimos y habitamos la ciudad y cuyo rol es fundamental en la lucha contra el cambio climático.
Los coches se han convertido en un protagonista omnipresente en nuestras ciudades, más concebidas y habilitadas para la libre circulación de estos que de las propias personas. Los vehículos colonizan los espacios y condicionan la vida en las ciudades restringiendo el espacio disponible para los vecinos, que se ven obligados a permanecer en zonas limitadas y cerradas. Las calles han dejado de ser un espacio de encuentro y de juego para los más pequeños para convertirse en zonas de tránsito ocupadas por coches, desplazando a las personas a parques o plazas, bares y centros comerciales, no siempre cercanos, agradables, accesibles o debidamente equipados.
Esta concepción de las ciudades favorece la contaminación del aire y el ruido, limita la libertad de movimiento y dificulta la movilidad alternativa -bicicleta, patines, monopatín o caminar-, haciendo de las ciudades espacios poco tranquilos y agradables y, en ocasiones, de riesgo para colectivos vulnerables. Junto a ello, la velocidad a la que vivimos, genera dinámicas que favorecen el uso del vehículo particular para cualquier tipo de desplazamiento por corto que sea, incrementando de forma exponencial las emisiones de CO2.
Limitar y restringir tanto el espacio como el acceso de los coches particulares, implantar más zonas peatonales que favorezcan una movilidad sostenible, e implementar un transporte público de calidad y accesible -física y económicamente-, favorecerá el menor uso de vehículos, transformará las ciudades convirtiéndolas en espacios amables, transitables y libres de contaminación y ruidos; las calles recuperarán su función de lugares públicos de convivencia seguros para los colectivos más vulnerables como menores y bebés, personas mayores o personas con discapacidad.
Por su parte, un transporte público de calidad y accesible garantizará la movilidad a los colectivos económicamente vulnerables ya que, en nuestra forma actual de vida, poder desplazarse es necesario para acceder a un puesto de trabajo, a los centros de salud, la administración, la educación, la cultura, ocio y entretenimiento, así como viajar de forma asequible y respetuosa con el medio ambiente.
El transporte público también puede -y debe- ser una herramienta fundamental y necesaria para luchar contra el cambio climático. El transporte por carretera, principalmente los turismos, es uno de los agentes contaminantes que más contribuyen al cambio climático, a la mala calidad del aire y a la contaminación acústica que afecta de manera directa a la salud de las personas y del planeta.
Emisión CO2e en kilotoneladas (Fuente: Observatorio de transporte y logística en España) |
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Año |
2018 |
2018 |
Nacional |
Internacional |
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Carretera (fundamentalmente de combustión interna a partir de gasolina y gasóleo) |
83 mil (51 mil son emitidas por turismos) |
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Transporte aéreo |
3 mil |
18,8 mil |
Transporte marítimo |
3 mil |
21,4 mil |
Ferrocarril |
253 |
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Por eso es fundamental que los ciudadanos cambiemos nuestros hábitos de movilidad, priorizando el uso del transporte público, el vehículo compartido, la bicicleta o los desplazamientos a pie, en detrimento del vehículo propio.
No obstante, no es suficiente con que las autoridades e instituciones interpelen intentando concienciar a los ciudadanos para que cambien sus hábitos haciéndonos, en parte, responsables de esta deriva contaminante, si no se adoptan políticas públicas efectivas que de verdad nos permitan articular un cambio real.
El tren, el medio de transporte menos contaminante, en los últimos años ha visto reducido su presupuesto a favor del tren de alta velocidad, dando prioridad a un tipo de usuario, el de las grandes ciudades y con mayor capacidad económica, frente a los usuarios del tren convencional y de Cercanías que, en la mayoría de los casos, utilizan este transporte por necesidad, es decir, son clientes cautivos. Esta escasa inversión hace que tengamos un servicio de baja calidad, con trenes viejos, con escasos servicios, de elevado coste, con horarios insuficientes y constantes averías y retrasos, lo que además de suponer una desconsideración hacia sus usuarios, favorece directamente el uso del coche particular.
El autobús, otro pilar imprescindible y necesario del transporte público, fundamental en el ámbito urbano e interurbano, también requiere de importantes inversiones. Se debe implementar un servicio de calidad y económicamente asequible dotado de estaciones y autobuses modernos con mejores servicios (wc, conectividad, climatización, comodidad, seguridad, información en tiempo real, digitalización del servicio…); más rutas, mayores frecuencias y mejores horarios. También es necesario incrementar la intermodalidad para evitar que determinadas zonas queden aisladas –o temporalmente aisladas-, y que se adopten soluciones que acaben con las grandes congestiones de tráfico que causan que los trayectos se prolonguen en exceso, con horarios imprevisibles y constantes averías y retrasos, lo que además de suponer una desconsideración hacia sus usuarios, favorece directamente el uso del coche particular.
Los consumidores si están concienciados y son conscientes de la necesidad de actuar contra el cambio climático, pero solo sustituirán el vehículo privado si el transporte público se convierte en una opción económica, cómoda y accesible, es decir, que no suponga un sobrecoste excesivo en relación al uso del vehículo particular, cuente con horarios amplios y con frecuencias suficientes que permitan llegar a cualquier sitio a cualquier hora, cuando les permita acceder al trabajo, a la cultura y al ocio y viajar sin tener que invertir muchas horas y dinero, y, cuando presten unos servicios de calidad.