Según la información publicada, mientras los consumidores están pagando en la compra de sus electrodomésticos un porcentaje para su reciclaje, buena parte de los aparatos que se desechan no acaban siendo reciclados de forma adecuada o, directamente, acaban en vertederos o chatarrerías sin control alguno. De ser cierto, estaríamos ante un claro caso de fraude al consumidor, que paga a los productores entre 2 y 18 euros más, en función del aparato, para gestionar un reciclado que posteriormente no se realiza. El que se siga produciendo esta situación es especialmente grave si tenemos en cuenta que esta no es la primera vez que se denuncian estos hechos.
Dentro de su amplio compromiso con el reciclaje, CECU quiere alentar a las autoridades a proteger los derechos de los consumidores y el medioambiente y, en relación con esto, a tomar medidas que eviten además que cunda en el consumidor una sensación de desánimo hacia el reciclaje.